Estranhos sinais de Saturno (Extrañas señales de Saturno), de Roberto Piva, reúne el libro Ciclones, de 1997, el libro inédito Estranhos sinais de Saturno (1997-9), manifiestos de diversas épocas, y un disco compacto con grabaciones de poemas leídos por su autor – interesantes. El prefacio es de Alcir Pécora, tal vez el mejor crítico literario de la actualidad en Brasil, debido a su capacidad de análisis y a la claridad de su escritura; y el postfacio, de David Arrigucci. La locución “extrañas señales de Saturno”, en sí, es redundante, porque cualquier señal de Saturno es extraña. Como la poesía es equívoca, leo “extrañas señales saturninas”, lo que, igualmente y de cierto modo, es raro. Piva –que es un mito vivo, intocable- dedica sus poemas a un gran número de amigos, como José Celso Martinez Correa, Maria Rita Kehl, entre otros. Son pocos los poemas que no vienen acompañados de un epígrafe erudito, altamente literario. Y el libro llega –reitero, por su relevancia institucional- con la garantía de un profesor de la Unicamp y otro de la USP, lanzado por una editorial de renombre.
Comienzo a reflexionar, en consecuencia, sobre la afirmación inicial de Arrigucci: “desde 1963, la poesía de Roberto Piva sacudió como un ciclón para desordenar el paisaje paulistano e instaurar su mundo delirante”. Ese “mundo delirante” sólo puede existir, pues, en los poemas. En parte, no es lo que ocurre. De lejos, Ciclones es mucho mejor que Estranhos sinais de Saturno, el libro hasta ahora inédito, y que los manifiestos (más bien se encuentran realizados en los propios poemas). Noto que Piva, poeta superior al 95% de los que por ahí andan, tiene fe en la palabra y, digamos, mucha fe en la contra-religión, representada por el chamanismo. No olvidemos que los chamanes son caciques, o sea, jefes, detentores de secretos y no sólo magos, salvadores de la humanidad – lo cual, guardando las proporciones, se contradice con su poesía, que se pretende libertaria. Tal vez la gracia de su presencia y poemas resida en esas contradicciones tan vehementes de una persona dulce.
Verifico algunas características generales en los dos libros en pauta: sus poemas son frases con comienzo, medio y fin, sin rupturas sintácticas “delirantes”, “ciclópeas”; doy un ejemplo: “antes/ de desaparecer/ no/ túnel/ das nuvens/ chega o vento/ a caixa do céu/ se abre/ a estrela/ no olho às/ vezes/ é o/ coração que bate/ estou sozinho/ no topo dos hemisférios” (antes/ de desaparecer/ en el/ túnel/ de las nubes/ llega el viento/ la caja del cielo/ se abre/ la estrella/ en el ojo a/ veces/ es el/ corazón que late/ estoy solo/ en la cumbre de los hemisférios). Y están compuestos con versos libres comunes –casi prosaicos, hechos poesía por los cortes, algunas veces arbitrarios. Un segundo rasgo común: la abstracción; cito un ejemplo: “não há tempo/ a perder/ o efeito eletrônico/ passeia pelos jardins/ do Desterro/ como uma gota de Sombra/ sorrisos de diamantes de outrora/ com seus Anúbis” (no hay tiempo/ que perder/ el efecto electrónico/ pasea por los jardines/ del Destierro/ como una gota de Sombra/ sonrisas de diamantes de otrora/ con sus Anubis). Otra: la glosa, al “hablar” bastante, y todo el tiempo, de las virtudes de sus poetas escogidos. Ejemplo: “Walt Whitman/ objeto voador identificado/ sozinho no estreito de Behring/ sempre em vertentes de luta/ esgrimindo com o/ Alecrim do Campo/ nas costas tostadas da montanha” (Walt Whitman/ objeto volador identificado/ solitario en el estrecho de Behring/ siempre en vertientes de lucha/ esgrimiendo con el/ Alecrín del Campo/ en las laderas tostadas de la montaña). La belleza del verso “esgrimindo com o Alecrim do Campo” se debilita en el conjunto. El canto IV de Estranhos sinais de Saturno comienza con un verso digno del Haroldo de Campos de “Glande de cristal/ desoculta/ ramagem de signos” (Glande de cristal/ destapa/ ramaje de signos); léase a Piva: “a vítrea libação das páginas de poesia/ ilumina as escadas do êxtase/ no corrimão afrodisíaco/ onde você aparece com sua tatuagem/ de dragão de olhos azuis” (la vítrea libación de las páginas de poesía/ ilumina los peldaños del éxtasis/ en el pasamano afrodisíaco/ donde apareces con tu tatuaje/ de dragón de ojos azules). Pregunto: ¿qué tempestad violenta de viento (ciclón) hay en usar la palabra “libación” (sé que el poema está en Estranhos sinais de Saturno)?; ¿qué desajuste éso provoca? Imaginen si una poetisa escriviese esos versos para un hombre.
Al mirarse en el chamán, Piva es un idealizador de la figura del poeta, del poder de la palabra del poeta, o mejor, un nostálgico del poder del verbo poético (lo que puede ser un mérito). Esto me hace recordar un artículo del diario español El País (24 de enero de 2008), que relata que dos indígenas costarricenses mataron a un chamán, para que parase de importunarles con bobadas. Uno de ellos explicó: “Vivía amenazando a las personas. La comunidad estaba cansada de las maldiciones que lanzaba”. Doy ese ejemplo para mostrar la mistificación que se crea alrededor de cualquier chamán, sea ideal o real. Además de eso, como apunté, el chamán es el jefe incomún, el cacique, al cual los indios deben seguir, obnoxios, debido a sus poderes “curativos”. Me inclino más hacia John Lennon cuando dice: “No creo en Magia/ en el I-Ching/ en el Tarot/ en la Biblia”. Mera cuestión de temperamento. Soy testigo de guerras sangrientas en nombre de “religiones” de todo tipo, inclusive chamánicas.
Prefiero guardar conmigo al Piva más simple y violento – menos abstracto, que aparece en poemas como “esqueleto de lua/ o tempo/ tambor tão frágil/ vomitando a noite” (esqueleto de luna/ el tiempo/ tambor tan frágil/ vomitando la noche). O también: “o amor/ grita na minha garganta/ a serpente/ o gavião/ o jaguar/ me vêem/ como seu Duplo” (el amor/ grita en mi garganta/ la serpiente/ el gavilán/ el jaguar/ me ven/ como su Doble). Inclusive hay tópicos que me desagradan, como el epígrafe (¡uno más!) de Georges Bataille, que dice: “A verdadeira poesia se encontra fora das leis” (La verdadera poesía se encuentra fuera de las leyes). ¿Existe entonces una poesía verdadera y otra falsa? ¡Al diablo el dicho imbécil de Bataille! Y, como cualquier poeta, hay que reconocer, Piva pretende crear sus “leyes” poéticas, en este caso chamánicas. Me gusta mucho “Poema vertigem” (Poema vértigo): “Eu sou a orgia com o/ garoto loiro e sua namorada/ de vagina colorida/ (ele vestia a calcinha dela/ & dançava como Shiva” (Soy la orgía con el/ joven rubio y su novia/ de vagina colorida/ (él usaba el blúmer de ella/ & danzaba como Shiva). Ese fue el Piva que –pionero, comprometido contemporáneamente desde el punto de vista político de la época- produjo la única poesía homosexual de calidad en Brasil, que trasciende, justamente por éso, su temática homosexual, cuando confronta sexo con alta literatura, cuestionándola. De ahí vienen el mérito y el mito.
Estranhos sinais de Saturno – Obras reunidas, vol. III
Roberto Piva
São Paulo, Globo, 2008, 213 p.